La dependencia ¿Has perdido tu libertad?

Creo fielmente en los seres humanos y confió en la capacidad que todos tenemos para terminar con relaciones y hábitos tóxicos.

Creo fielmente en los seres humanos y confió en la capacidad que todos tenemos para terminar con relaciones y hábitos tóxicos.

Conozco esa sensación de apego, esa dependencia que se vuelve una situación donde parece que no tengo opciones, ni la voluntad de escogerme a mí misma por encima de alguien o de algo.
— Marialuz

La palabra dependencia viene a mí con un recuerdo. Alguna vez alguien me brindó un chocolate de la bombonera que tenía en su oficina. Por supuesto, asumí que era un gran consumidor de chocolates, pero su respuesta fue determinante. Tener una bombonera llena de chocolates era su forma de decirle NO a su adicción, enfrentarse a ella todos los días y saber que tenía el control sobre la situación. Este simple acto, marcando claramente los límites, lo empoderó para finalmente no depender de un chocolate para sentirse bien.   

Creo que todos los seres humanos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas algún tipo de dependencia o apego. De cierta manera, veo que el depender de algo o de alguien, es como una forma de ceder una parte de lo que somos, es transigir una parte de nuestra libertad

El liberarnos de esa dependencia es un acto de conciencia y un ejercicio de voluntad. Es verdad que, a veces, ante no tener alternativas, podemos volvernos dependientes de ciertos elementos, hábitos o relaciones que son tóxicos e improductivos. Y a falta de opciones, esta dependencia, puede ser incluso una forma de sobrevivencia o una manera de escapar, ingenuamente, justificada como la única opción posible. 

Esa dependencia es un recurso de sobrevivencia que puede terminar siendo también una forma de suicidio. Y hablo del daño paulatino, aparentemente insignificante, que un hábito puede ocasionar a mediano y largo plazo (Lee: “Reflexiones sobre el azúcar: Mi lucha de todos los días”).

Conozco esa sensación de apego, esa dependencia que se vuelve una situación en donde parece que no tengo opciones, ni la voluntad de escogerme a mí misma por encima de alguien o de algo.

Creo fielmente en los seres humanos y confió en la capacidad que todos tenemos para terminar con  relaciones y hábitos tóxicos, así como también con todos los paliativos momentáneos que producen ansiedad.

No tenemos que conformarnos, el cambio y la liberación está en nosotros mismos. Busquemos las opciones, las alternativas y, sobre todo, los motivos para considerarnos más importantes que cualquier situación, circunstancia y relación.

Lee: “El lado amable del estrés”.

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